domingo, 17 de febrero de 2013

La Opera Flamenca: Consideraciones varias.

(Continuación de la entrada anterior y en respuesta a algunas preguntas formuladas en la misma)

Archivo: JMM. Barbadillo
La distinta prensa de la época, se quiera o no, es buen caudal de información, aunque no el único obviamente. El problema siempre radicó en la 'localización' de la misma, algo que se hace ahora, a mi juicio, con bastante éxito y que nos depara muchos más puntos de vista y datos de los que anteriormente teníamos.

El título de 'Opera Flamenca', ya existió antes de que lo pusiera de moda el empresario, antaño actor cómico, Carlos Hernández (a) 'Vedrines', apodo que adopta de un famoso aviador francés. La acuñación de la 'marca', que es lo que fue, una nueva 'patente' flamenca, es anterior a Vedrines, como prueba las noticias que inserté en su entrada correspondiente. Ahora bien, el formato de espectáculo, es patente de corso de Vedrines, que fue el primero que la comercializa para los grandes públicos. Según la prensa consultada, esto no se produce hasta el 5 de enero de 1927 en el Monumental Cinema de Madrid. (espectáculo Vedrines)


 Mi amigo Alberto (flamenco de papel) me deja un mensaje en mi anterior entrada, relativo a que lo consideré erróneamente partidario de la tesis del "truco empresarial", con el siguiente tenor:

 "Yo no afirmo que fuese un ‘truco empresarial’. Bien al contrario, digo que ‘A todas luces sin fundamento’ (refiriéndome a la teoría del "truco empresarial"), esta última ‘debió originarse en la prensa antes de acabar la década de 1920."

Sin embargo anexa una noticia de La Voz de 07 08 1928, repito, año siguiente a originarse este tipo de espectáculos, donde a todas luces considera a este tipo de espectáculo, 'truco empresarial'. Artimaña para pagar menos al fisco obviamente, pero vendiendo el mismo producto que antes se le llama 'cante flamenco'.


 El quid de toda esta cuestión parte de José Manuel Gamboa, el cual defendía que el nacimiento de la Ópera Flamenca tuvo lugar en el Price de Madrid en el mes de enero de 1924. Documentaba dicha afirmación, con una gacetilla encontrada en un diario de la capital: La Nación del 10 de enero de 1924..., probada en contrario por el amigo Alberto, cuando localiza el mismo anuncio, pero publicado 10 años después. Es decir, Gamboa confundió la fecha del anuncio en 10 años de diferencia, obviamente sin dolo por su parte.

Así mismo y considerando su nacimiento en el año 1924, alegaba que era imposible a que se debiera a un truco empresarial, cuando la ley de Modificación de Tarifas del Impuesto Industrial de mayo de 1926 fue posterior a los primeros conciertos flamencos con tal título, añadiendo además que Vedrines no podría ser "ni adivino ni futurólogo."

Y ciertamente no lo era, pero la primera noticia -sigo insistiendo- data del 05 01 1927, es decir, a posteriori de la modificación legal alegada, luego, no me bajo del burro. Esto huele a 'truco empresarial' porque el mismo producto se vendía anteriormente como ‘cante flamenco’ y no como ‘ópera flamenca’. Y aún más, en una conferencia de Ortíz Nuevo (Cartelera de la Opera Flamenca en Barcelona en tiempos de Pepe Marchena) relativo a esta materia, confesaba que el cantaor Pepe el de la Matrona -testigo absoluto de cargo- le confesó que dicha nueva 'nominación' se debió a motivos fiscales, que no artísticos.

Comencemos pues por la entrevista que se le realizó a Vedrines, y que se publicó el Semanaro Dígame de fecha 15 09 1942. La misma, se puede consultar en su totalidad en la web 'Papeles flamencos' en el siguiente enlace:  Entrevista a Vedrines


Lo primero que llama la atención es que -según Vedrines- el título es ocurrencia de la madre de la Niña de los Peines, mientras su hija cantaba por seguiriyas. Luego su primer origen, no puede estar más que alejado de la frivolización del cante gitano, -como algunos han mal entendido- con voces de mirlos, como le gusta llamarlas a mi amigo Olivo. La presente manifestación, que no es la primera, fue del todo 'cañí'. Otro dato importante y este es alegado por el periodista que realiza la entrevista y no por Vedrines, es que alega su nacimiento 'allá por el 25'. Es decir, sin precisión alguna. Téngase en cuenta que la entrevista se realiza en el año 42.

Manifestaba también Vedrines que dicha Opera 'fue uno de los éxitos más grandes de mi vida de empresario" y ciertamente que lo fue, pues este tipo de espectáculo constituyó un fenómeno diferente, con escenarios mucho más amplios que los café cantantes o pequeños teatros, en muchas ocasiones en plazas de toros y sobre todo, por lo elevado de los miembros que actuaban en cada función, llegando a alcanzar el número de 45 artistas, la gran mayoría de ellos, los más punteros de aquella época.

Otra cosa que no puedo compartir con el ponente 'El Anfitrión' es cuando alega que :

"La razón del operismo habría que buscarla en la necesidad de diferenciar a unos flamencos que cantaban el Garrotín de otros que cantaban la Media Granaína. Si el primero inscribe su arte como Ópera sería un "truco" que no creo que colara, era la época de las Varietés y pagaban como una Coupletista porque es lo que eran la mayoría, basta con ojear el Eco Artístico. Pero si artistas como Juan Breva, Chacón, Fosforito, Gayarrito o Gayarre Chico por citar sólo a los que se asigno el eufemismo de gayarres flamencos (incluido Paco Mazaco según apunta el oráculo) reivindican el mismo estatus tributario que los cantantes de Ópera y el fisco se lo reconoce, eso no es ningún truco."

En la entrevista de Vedrines queda bastante bien reflejado los emolumentos que cobraban dichos artistas y las que le hicieron pasar en muchas ocasiones.  El operísmo no significó el abandono de los antiguos cantes gitanos (cañas, polos, seguiriyas, etc..) por un nuevo repertorio, esto ya había ocurrido antes, muchos de estos nuevos cantes, creados a finales del XIX y principio del XX. Ni tan siquiera una diferenciación entre artistas considerados como 'jondos' por otros que no lo fueron, pero flamencos al fin de cuentas. Si te fijas en los carteles por ejemplo de 1928, se comprueba como cantaores de diferentes estilos conforman el cartel de la Ópera. Voces consideradas 'jondas' con otras de 'mirlos' conformaban el espectáculo en muchas ocasiones. Fue el público de aquel momento, el que se decantó por un bando, en detrimento del otro.

No hay que buscarle tres pies al gato, el mismo producto, -el que había en aquellos tiempos (cante flamenco), se comercializa con una nueva nominación, persiguiendo por un lado una nueva 'marca' para su re alzamiento (estrategia comercial) en nuevos escenarios más amplios (por ej. las plazas de toros) y por otro lado un beneficio fiscal, al tributar en menor medida que las varietés.

Otra cosa bien distinta es que en plena época de la ópera flamenca, aparecen nuevas voces y repertorios flamencos, lo cual se ha confundido a veces a los aficionados, creyendo algunos que estos últimos son consecuencia de la ópera, cuando la inmensa mayoría de ellos ya venían actuando inclusive antes de esta etapa del flamenco que duró prácticamente con buena salud hasta el final de la guerra civil, colete´´ando inclusive algunos años después. Para mayor conocimiento de esto último, puede consultarse el libro de Anselmo González Climent, 'Flamencología'.



En la próxima entrada tendré ocasión de explicar la presencia de esta etapa flamenca en Cádiz.

3 comentarios :

  1. Huy, todavía quedan muchos flecos que analizar. Dice el cronista de La Voz que un espectáculo de Cante Jondo debería de tributar como Varieté ¿y eso por qué, señor mío? ¿por qué habría de pagar más impuestos que uno de canto lírico? Me lo explique. No hacía ni cinco años que Lorca estaban clamando al cielo por su desaparición (Granada 22) y ahora ya estaba tan consolidado que había que dar ventaja a los filarmónicos. Yo creo que lo justo es que compitieran en igualdad de condiciones, de ahí que me resista a considerarlo un truco. En todo caso es una gestión muy razonable considerando la procedencia de buena parte del repertorio, algunos de cuyos cantes los encontramos en la ópera "El tío Caniyitas" o eran composiciones del maestro Rogel (autor de la Petenera por Soleá que se atribuye a Silverio) o iban en el repertorio lírico de los tenores Sr. Francisco Hidalgo (también llamado Paco er gandúl) o de Don Teófilo Guerrero (también conocido como El Quiqui) o de D. Antonio Grau Mora (al que nos referimos como El Rojo el Alpargatero) por no citar los casos de sopranos estratosféricas como Elena Sanz que podían interpretar Malagueñas, Playeras y Peteneras. ¿Tú pondrías a doña Montserrat Caballé como artista de Varietés (como Bibi Anderson) porque te cante la Soleá de El dúo de La Africana? ¿verdad que no? Pues desde tiempos del contralto Lázaro Quintana, del tenor/cantaor d. Francisco de la Vega, de las Soleares y Rondeñas de Belart, de la soprano Antonia García, del tenor Ronconi y toda esa serie de casos por el estilo, el cante flamenco ha estado siempre vinculadísimo a la ópera, el Teatro de La Bolsa donde cantaba Juan Breva diariamente bajo la dirección de Silverio alternaba el cante lírico y el flamenco en la misma función.

    La Ópera debería de estar más gravada porque tiene que abonar derechos de autor a los compositores mientras que el cante jondo es todo él popular. Obviamente la problemática se suscitó en Mayo de 1926 con motivo de la ley de Modificación de Tarifas del Impuesto Industrial, todavía brillaba la estela del Concurso de Granada. Es de suponer que el Cante Jondo estuviera equiparado a la Ópera ya desde que salió esa ley porque el nivel era ese, el repertorio ejemplar que publicó Font de Anta en el especial de La Canción Popular de Septiembre de 1922 lo tiene grabado una soprano lírica. No puede ser que el "alma de Andalucía" tuviera la categoría de Varieté.

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  2. Lo he tenido que publicar en dos cachos, perdonad el tostón.

    Cuando digo de no fiarse tanto de la prensa no me refiero a descuidarla, si no andaríamos a ciegas, pero no hagamos ley de la simple opinión de unos plumíferos anónimos. Esos señores pensaban que Chacón, Escacena y el Cojo de Málaga debían de considerarse colegas de la corista que se buscaba la pulga toda la noche y no de Fleta, lo cual no pasa de ser una opinión grotesca. No era un "truco" empresarial, fue que al rutilante Cante Jondo de aquella época le rebajaron de categoría al endosarle de nuevo el calificativo de "flamenco" tan deteriorado entonces. El truco de Vedrines con respecto a la Ópera Flamenca no fue llamarle Ópera sino llamarle Flamenca, que era lo que automáticamente la cargaba con el mismo gravamen que las coristas flamencaos del tipo la Bella Oterito, a la vez que se levantaba una cortina de humo con respecto a su procedencia y su categoría. No me extraña que se hiciera rico por los servicios prestados.

    En cuanto a las características que se le atribuyen al operismo también son infundadas, en los espectáculos de Varietés (incluso los organizados concretamente por Vedrines) ya se había actuado en espacios atípicos del tipo circos y plazas de toros, ya se había acompañado con orquesta, ya se reunían grandes elencos y ya había gran diversidad de artistas (por eso se llamaban Variedades) en aquellas tournés actuaba regularmente La Niña de Los Peines. El comentario de Vedrines sobre el nombre de Ópera Flamenca procede del libro La Senda Gitana, lo testifica el típico viajero romántico, Irwing Brown en este caso y ahí no dice flamenca sino ópera gitana (comprobadlo por si acaso) Lo característico del operismo, en cuanto a época y también en cuanto a estilo de cante, fue precisamente lo contrario: Pepe Marchena y Ramón Montoya abarrotaron un coliseo sin apoyo de otros artistas, la Ópera Flamenca fue la revalorización más importante que tuvo nunca el Flamenco ni la ha vuelto a tener. A ver qué vientos favorables se arrivaron hasta Cádiz, el tema está interesante y esos tres precedentes que le has encontrado al término son fenomenales. Te felicito.

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  3. Se te reconoce a 'veinte mil leguas de viaje submarino'. Se te agradece tus siempre -para mi- bienvenidos comentarios. He realizado una tercera entrada, que quizás te guste.

    Un abrazo y gracias por comentar.

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