A Guillermo Castro Buendía
En una anterior entrada titulada Vámonos de Fiesta , dejé caer la siguiente frase de 'esto que llamamos flamenco y que todavía desconocemos el por qué de dicha denominación', lo cual provocó que mi amigo Guillermo Castro Buendía interviniera en los comentarios, prometiéndole el que suscribe realizar una entrada de los mismos por lo interesantes que eran , así como el de añadir por mi parte mis consideraciones y otras noticias relativas al asunto en cuestión.
Por otra parte, Faustino Nuñez ya había tocado dicho asunto en fecha 23 de diciembre de 2011, cuyo texto puede consultarse en dicho enlace ¿Por qué se llama flamenco? donde barajaba las distintas teorías existentes de; campesino, gitano, de Flandes, del cuchillo o el pájaro y nos insertaba una noticia de Antonio Porras publicada en El Heraldo de Madrid del 18 de junio de 1929, relativa a la última de la hipótesis, suposición por otra parte, no de la autoría del citado, sino de Adolfo de Castro, como más adelante veremos.
1905 03 20_La ilustración artística |
Y sin más preámbulo procedo a insertar los comentarios del amigo Guillermo, los cuales contestaré en próxima entrada.
Guillermo Castro Buendía - 30 de marzo de 2013 17:10
"Amigo Antonio, el uso del término "flamenco" pudo producirse debido a la sustantivación de un adjetivo. Si "flamenco" era alguien echao pa´lante, valiente, aguerrido, altivo, etc. entonces el arte que practicaban y cultivaban estos personajes también lo era. Las descripciones de los artistas flamencos, sus poses, formas de ser, etc. están en la línea de lo que se considera ser "flamenco". Steingress ya detecta el uso del término en este sentido en el teatro de finales del XVIII, por ello, debía estar extendida esta denominación. Mucho antes además de que flamenco fuese sinónimo de gitano, que es de aparición posterior. Luis Suárez Ávila sugiere la identificación con el "cuchillo flamenco" por medio de una metonimia, algo muy posible, de ahí pudo identificarse el ser flamenco con el cuchillo que muchos portaban por entonces. El caso es que a finales del XVIII "flamenco" es sinónimo de "chulo" y las personas del entorno artístico que estudiamos están en esta línea de comportamiento, "¡no te me pongas flamenco!" decía mi abuela cuando era niño y me pasaba de la raya.
Debió extenderse poco a poco el uso de "flamenco" a estas gentes, y poco después a su arte, el tiempo fue consolidando su uso. Y ¡anda que no son flamencos los gitanos!, quizás la gran nómina de artistas gitanos que había y su identificación con el personaje flamenco contribuyó también a la extensión de su uso
Esas fiestas de tangos y jaleos de palmas debieron ser de aupa. Un abrazo Antonio y gracias por los chismes del Callejón."
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roqui 4 de abril de 2013 22:08
Gracias por comentar amigo Guillermo. sí, conozco esas hipótesis y todo puede ser.... :) pero hay que dar con la prueba irrefutable..... y que yo sepa, aún no se ha conseguido... Yo nunca me topé con ninguna acepción relativa a 'alguien echao pa´lante, valiente, aguerrido, altivo' al menos a finales del XVIII y principios del XIX. Si y muchas con la hipótesis del amigo Luís Suárez, pero sobre los años 40 del XIX, flamenco es sinónimo de gitano y de ahí pasó al cante. De todas formas, en su momento le dedicaremos una entrada a ver que encontramos por ahí.
Un fuerte abrazo, mostro.
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Guillermo Castro Buendía - 5 de abril de 2013 12:06
"Hola Antonio. Incorporo algunos datos para apoyar mis afirmaciones anteriores.
Como decía, a finales del siglo XIX, ya estaría más o menos extendida la denominación de “flamenco” para cierto tipo de personaje. En 1794, un “cantador”, que se hace llamar J.M.A “El Madrileño”, acostumbra a “salir de noche” e “ir de bureo”:
“Ni porque algún día
fuimos compañeros,
en salir de noche,
á ir de bureo:
Yo era cantador,
tú hacías versos,
y también tocabas
algún instrumento.
El grande Tarifa
muy fruncido y hueco
nos hacía el baxo
con un gran puchero.
[…]
Mas porque no tardes
en saberlo,
en esta Ciudad
lo dirá Pacheco,
Vázquez y Laboria,
y también Texeiro,
Villarreal, Montoya,
Xavier "el Flamenco";
Hasta el gran Quitollis,
si acaso no ha muerto,
te dirá quién soy,
y Curro el Ollero.” (Blas Vega "El Flamenco en Madrid" p.55)
Yendo más atrás en el tiempo, Luis Suárez Ávila, propone como origen del uso del nombre “flamenco” para ciertos personajes, la utilización de un tipo de cuchillo llamado “flamenco” por gentes de “rompe y rasga […] pronta a sacar el cuchillo o la navaja para dirimir cualquier cuestión”. Encuentra este autor en el sainete El soldado fanfarrón (1785) de Juan Ignacio González del Castillo, la utilización del término “flamenco” para designar un tipo de “cuchillo”:
CABO: Señores; ¿qué ha sido esto,
que un remolino de gente
por la ventana está oyendo?
JUANA: El melitar, que sacó,
para mi esposo, un flamenco.
SOLDADO: Ni un francés, ni un italiano he sacado yo” (“Flamenco: motivación metonímica y evolución cultural del nombre de los gitanos y de su cante” )
También Manuel García en su ópera 'El poeta calculista' (1804), saca a relucir este cuchillo en el diálogo antes del aria “Ah que monstruo…”:
“…Como decía mi amo
A la ninfa: no me acuerdo
Cómo se llamaba…en fin
A la que empuña el flamenco…"
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Guillermo Castro Buendía - 5 de abril de 2013 12:07
Luis Suárez explica que el “cuchillo flamenco”, fue arma de acreditado uso por gitanos y no gitanos, desde tiempos muy antiguos hasta casi nuestros días, e imprescindible, aún hoy, entre los gauchos argentinos, que la tienen por herencia española. Y también cuenta cómo fue un arma frecuente en las reyertas callejeras, recordando la escena Pulpete y Balbeja de Estebánez Calderón , en la que dos bravos se enzarzan de esta forma:
“[…] Esto hecho, se desnudaron de las capas con donoso desenfado y desenvainaron para pinjarse cada cual: El uno, un flamenco de tercia y media con el cabo blanco y el otro un guadifeño de virola y golpetillo, ambos hierros relucientes que quitaban la vista, y agudos y afilados […]”
Gerhard Steingress, es quien mejor ha sabido explicar los orígenes sociológicos del género. En su libro Sociología del cante flamenco (pág. 330 y ss.), describe cómo el término “flamenco”, también estaba asociado al uso de una determinada jerga o lenguaje de germanía. Este autor explica cómo el hablar en una jerga “agitanada”, con palabras en caló, se había puesto de moda en el último tercio del XVIII en sainetes y tonadillas teatrales, comparándose con el habla de un “flamenco” (quizás oriundo de Flandes) antes de que “flamenco” fuese sinónimo de “gitano”. Aparece en un sainete de 1831 titulado Los Gitanos de Cádiz o sea El Tío Conejo:
“Dice el director de origen francés al Tío Conejo (gitano que le quiere enseñar el caló):
Mi estar comer encontronfios, viva el Cachucha:
Coneco mi saber parlar Quitano, ¿eh?
Y el tío conejo le responde:
Lo mismito que un flamenco”
Está claro que se compara al “gitano” con el “flamenco” y no al revés, independientemente de quién fuese el “flamenco”. Pero más importante aún, es su reflexión sobre una gacetilla de 1858:
“[…] Ponderaba un gitano flamenco de la raza más pura […]”
Señalando que el absurdo del pleonasmo, no es tal, porque en realidad, lo que esta describiendo es que el gitano tenía formas o maneras “flamencas”. Por ello, está claro que el término apareció en el ambiente bohemio no para referirse a los gitanos en sí primero, sino como identificación de un determinado ambiente de artistas, y que hubo gitanos flamencos y gitanos no flamencos, ya que no tendría sentido decir “gitano gitano de la raza más pura”.
Espero sirva, amigo. Un abrazo"____________________________________
Por supuesto que sirve amigo Guillermo... (Continuará...)
Me encanta que dos flamencos como mi paisano Guillermo, al que conocí ayer y tú intercambieis esta correspondencia y la compartas Antonio, deseando leer la segunda parte y seguir aprendiendo! Un abrazo :)
ResponderEliminarY a mi me encanta verte por el Callejón :) Un fuerte abrazo Ro, mañana continuaré la entrada.
EliminarEstimado Antonio, gracias por la dedicatoria. Como decía Faustino Núñez en la entrada que mencionas de su blog, lo interesante sería saber desde cuando está el uso de "flamenco" extendido como adjetivo. En el diccionario del la RAE de 1914 todavía no aparece, sin embargo ya desde 1847 se usa para referirse a un "cantante" del "género gitano: "Lázaro Quintana, en clara referencia al arte musical que practica (encontrado por Alberto Rodríguez - Papeles Flamencos). Yo el dato más antiguo que manejo es el de Blas Vega en Madrid de 1794, en clara referencia a una persona de vida nocturna y aficionada a ir de bureo, a ver si alguien puede aportar alguno más antiguo. Un saludo para ti y otro para Rocío.
ResponderEliminarHola Guillermo, mañana paso a comentar las noticias y demás. He estado muy liado estos dos días. Mañana continúo ok. Un abrazo
EliminarRevisando mis papeles he encontrado un dato de la actitud flamenca en cuanto que "arrogante". El descubrimiento se debe a nuestro colega Faustino Núñez. Aparece en una tonadilla de Pablo del Moral (1765-1805) titulada “La discordia”. En ella, una maja le dice al majo:
ResponderEliminar“Parola: Ven acá lavapiesera ¿dónde has estado a empeñar mi Basquiña, ¿para qué?, y a ti qué te importa saberlo, pues yo no quiero decirlo, fijo, cabal, (él) me meneó (ella) es con el aire como tan flamenco estás, mira ya te lo diré, y a mí qué se me dará, las penas y pesadumbres es lo que me engorda más.”
(Guía comentada de música y bailes preflamencos...Pág. 630)
Subirá sitúa a Pablo del Moral en la época de mayor apogeo de la tonadilla, 1770-1790. Trabajó en Madrid desde 1778.
Como se ve, el término ya estaba extendido en el teatro tonadillero de finales del XVIII, por lo que su uso debe ser anterior aunque no se hayan localizado las fuentes.
Un saludo Antonio
Hola:
ResponderEliminarla cita que propone Guillermo Castro de 1794 la descubrió mi maestro, Eloy Martín Corrales, y está presentada en el XXXI Congreso Internacional de Arte Flamenco de Badalona, en 2003. La composición poética está fechada en 9-1-1794 y apareció en el Diario de Barcelona de 26-1-1794.
Saludos cordiales,
Montse Madridejos
Hola Montse, encantado de tenerte por el Callejón. Llevas toda la razón, dicha cita le corresponde a Eloy Martín, y no a Blas Vega como por error transcribí en este artículo. Procedo a corregirlo agradeciéndote de antemano tu colaboración.
ResponderEliminarSaludos cordiales